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lunes, 25 de mayo de 2015

RUTA DIPUTACION CASAS DE VES 23/05/2015



































                                                            LAGARTO OCELADO

Lagarto ocelado
Lacerta lepida

Características


Lagarto ocelado en pose amenazante
El lagarto ocelado o Lacerta lepida es el más abundante de los lagartos ibéricos. Es también el mayor lagarto europeo; mide normalmente unos 60 cm pero puede alcanzar los 90 cm. Se caracteriza por su corpulencia y aspecto macizo. Su cabeza es ancha y triangular, más grande en los machos que en las hembras.
Su coloración es variable: el dorso puede ir del pardo al verde, incluso moteado, aunque generalmente dominan los tonos verdosos claros con abundantes marcas negras. Sus costados están adornados con dos o tres hileras de manchas azules llamadas “ocelos” o “lepidos” (que significa “escamas”). Estas manchas redondeadas son también más grandes en los machos que en las hembras. Los jóvenes sin embargo son verdinegros o verde oliva con manchas blancas o amarillo claro bordeadas de negro dispuestas transversalmente; en los flancos pueden tener también ocelos azules.
La zona ventral es amarillenta o amarillo verdoso y la cola a veces es rojiza, lo que puede indicar una regeneración de la misma.

Hábitat y distribución

El lagarto ocelado se distribuye por toda la Península Ibérica salvo la Cornisa Cantábrica. También está presente en el norte de África y la región mediterránea de Francia.
Sus hábitats son my variados, normalmente secos y muy soleados, como zonas de matorral, viñas, olivares, etc. Vive en todas las altitudes hasta los 2.000 metros.

El lagarto ocelado es una pieza clave del ecosistema. Por eso es importante conservar la buena salud no sólo de sus poblaciones, sino también de su hábitat.

Reproducción


El lagarto de detrás es un juvenil
Las parejas de lagartos ocelados permanecen unidas todo el año y son muy territoriales. Para defender estos territorios, que son extensos, los machos pelean con frecuencia durante la primavera, aunque sin mayores consecuencias. Los coitos son también violentos; el macho y la hembra se muerden mutuamente.
A partir de abril, pero sobre todo en junio la hembra excava un nido y hace la puesta, que consta de 17 a 20 huevos. Después de tres a cinco meses, entre septiembre y octubre, tiene lugar la eclosión.
Las crías tardarán tres o cuatro años en alcanzar la madurez sexual y empezar a su vez a reproducirse.

Alimentación y costumbres

El lagarto ocelado es omnívoro y muy voraz. Se alimenta de insectos grandes (sobre todo coleópteros y saltamontes), arácnidos, gusanos, pequeños mamíferos, huevos de aves, pollos, otros lagartos y lagartijas, etc. No le hace ascos a algunos frutos, sobre todo si son dulces.
Hiberna de noviembre a febrero en madrigueras abiertas en el suelo o bajo la maraña. Cuando despierta de su letargo, se mueve exclusivamente durante el día, buscando el sol. Soporta muy bien los grandes calores; consigue estar más refrigerado desplazándose únicamente sobre las cuatro patas y levantando la cola. De esta forma también es capaz de correr muy rápidamente.
A pesar de su corpulencia, es muy ágil no solamente a la hora de desplazarse sobre el suelo, sino también para trepar. Esta habilidad lo salva en no pocas ocasiones de sus depredadores, de los que huye trepando velozmente por los troncos de los árboles.
Otra estrategia para librarse de convertirse en comida es simplemente soltar la cola en las garras de su cazador gracias a un punto existente entre las vértebras que puede romper rápidamente. Esta automutilación no es peligrosa para el lagarto, que es capaz de hacer crecer otra cola.

Pero no usa sólo técnicas defensivas; también muerde con mucha fuerza a sus atacantes y no suelta fácilmente.
Los árboles, además de para huir, también les sirven de refugio, ya que se resguardan en huecos de los troncos. Además los más grandes pueden ocupar antiguas madrigueras de conejos.




 La alcachofera, alcachofa o alcaucil (Cynara cardunculus var. scolymus),1 entre otro numerosos nombres vernáculos, es una planta cultivada como alimento en climas templados. Pertenece al género Cynara dentro de la familia Asteraceae.

Descripción

La alcachofa alcanza de 1,4 a 2 metros de altura. Vuelve a brotar de la cepa todos los años, pasado el invierno, si el frío no la heló. Echa un rosetón de hojas enteras hasta profundamente segmentadas aunque menos divididas que las del cardo y con pocas o ninguna espina. Las hojas tienen color verde claro en el haz y en el envés están cubiertas por unas fibrillas blanquecinas que le dan un aspecto pálido. Tanto el rabillo de la hoja como la vena principal tienen costillas longitudinales muy salientes.
Cuando la planta entallece, echa un vástago más o menos alto, rollizo, pero también costilludo y asurcado con cada vez hojas más escasas y menos divididas a medida que estén más altas en dicho tallo. En su apex, y en algunas divisiones laterales, traen unas cabezuelas muy gruesas, las alcachofas, cubiertas de numerosas brácteas coriáceas, en la base de las cuales está lo tierno y comestible. Al florecer, endurecen mucho dichas brácteas y no se pueden aprovechar para comer, aunque no rematen en espinas como la de los cardos.

Distribución

Originalmente procedente del Mediterráneo occidental.2 Introducido y cultivado en numerosos países templados en todo el mundo.
Los holandeses introdujeron las alcachoferas en Inglaterra donde en 1530 ya empezaron a crecer en Boreham (Essex) en el jardín de un palacio de Enrique VIII.
Fueron introducidas en los Estados Unidos de América en el siglo XVIII a través de la Luisiana por los franceses y de California por los españoles .




















































Tras el agua, el componente mayoritario de las alcachoferas son los hidratos de carbono, entre los que destaca la inulina y la fibra. Los minerales mayoritarios son el sodio, el potasio, el fósforo y el calcio; y entre las vitaminas destaca la presencia de las vitamina B1, vitamina B3 y pequeñas cantidades de vitamina C. Sin embargo, lo más destacable de su composición son una serie de sustancias que se encuentran en pequeña cantidad, pero dotadas de notables efectos fisiológicos positivos:
Sus flores, al igual que las del cardo, contienen el fermento "lab" (que es un conjunto de 3 enzimas: pepsina, quimosina y paraquimosina) que sirve como cuajo de la leche para la elaboración de quesos. Dichos quesos reciben generalmente el calificativo de queso de flor; por ejemplo el «Queso de flor de Guía», en Gran Canaria.

Historia

Esta planta (o los cardos de los que procede) podría ser originaria de Egipto o del Norte de África. La planta denominada Cynara ya era conocida por griegos y romanos. Al parecer se le otorgaban poderes afrodisíacos y toma su nombre de una muchacha seducida por Zeus, y después transformada por este en alcachofera.
Durante la Edad Media no se conocía la alcachofera, y se piensa que en esta época, del cultivo sucesivo de los cardos, los horticultores poco a poco los transformaron hasta conseguir la alcachofera. Ya era consumida en la Italia del siglo XV. Venida de Sicilia, aparece en la Toscana hacia 1466. La tradición dice que fue introducida en Francia por Catalina de Médicis a la que le gustaba comer corazones de alcachofera. Esta florentina las llevó desde su Italia natal al casar con el rey Enrique II de Francia. Luis XIV era así mismo un gran consumidor de alcachoferas. Los colonos españoles y franceses en América, la introdujeron en este continente. Con el tiempo, en California, los cardos han llegado a ser hoy en día una auténtica plaga, ejemplo de planta invasora de un hábitat en el que no se encontraba anteriormente.

                                                         CUEVA DE CHAMPIÑON



















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