INICIO DE LA RUTA EN CORTIJO TORTAS
UN POQUITO DE CHARLA CON LOS LUGAREÑOS
FUENTE DE LOS MUCHACHOS
UN CHICO MUY SANO
COMIENZO DE LA SUBIDA
Y LLEGAMOA ARRIBA
Y AHORA PARA ABAJO
NO SABIA QUE TUVIERA UN PORTILLO¡¡¡¡¡¡
“Comenzaba esta ruta sobre las nueve y media de la mañana con bastante frío y niebla desde el Cortijo de Tortas, pedanía de Paterna del Madera, que se encuentra de esta a 7 kilómetros. Un poco más abajo de aquí se cogía una pista forestal hasta Prao Redondo, donde ya cogeríamos una senda. Vamos dirección suroeste, a muy poca distancia nos encontramos con las ruinas de cortijo Jeromo, dejando a mano izquierda otra pista que va a Las Hoyas del Pino. Recorrido ya casi un kilómetro y medio más o menos nos encontramos con un cercado donde las reses bravas campaban a sus anchas, es el cortijo Quinquillero.
De aquí a unos seiscientos metros, encontrando en medio de la pista una gran roca que se había desprendido de la montaña, empezaría la ruta circular, ya que lo recorrido anteriormente lo tendríamos que desandar a la vuelta. A mano izquierda vemos la senda del barraco del ciervo, que es el camino por el que regresaríamos. Continuamos nuestra marcha por pista hasta Prao Redondo, donde nos adentramos en un bosque cerrado. En este lugar tendríamos que ir en fila india ya que nuestro camino se convierte en senda. A mano izquierda, paralelo a la senda que llevamos, aparece y desaparece un riachuelo que se va formando por el barranco de Las Hoyas, en algunos momentos parece que caminamos por un bosque de hadas, debido a la espesura y la humedad aparecen gran cantidad de musgos y líquenes aferrados en rocas y troncos que nos vamos encontrando, y debido a las aguas caídas estos últimos días hacen que su verde sea todavía más brillante, creando rincones preciosos, haciendo que la subida que llevamos sea más llevadera.
Seguimos andando unos dos kilómetros y
salimos de la espesura del bosque y con un último esfuerzo para superar
una importante pendiente, llegamos a la fuente del pino de los
Muchachos, al pie del Almenara. Aunque no se podía divisar porque la
niebla ocultaba toda su hermosura. Habríamos recorrido hasta aquí unos
siete kilómetros y superado un desnivel de 300 metros. Excusa más que
suficiente para echarnos al cuerpo algo consistente.
Nos encontrábamos en un entorno de alta
montaña, donde la vegetación y la fauna que veíamos así lo
atestiguaban. A pesar de la poca visibilidad, un grupo destacado quiso
hacer cumbre en uno de los picos más conocidos de nuestra sierra, el
Pico del Almenara de 1796 metros de altura y con unas vistas
impresionantes, las cuales si queremos observarlas tendremos que volver
otro día, ya que la niebla solo dejo ver a duras penas al compañero que
llevábamos delante.
La subida fue complicada ya que el desnivel era alto y a causa de la
niebla, la humedad también, por lo que las rocas y la hierba que
pisábamos escurría bastante, teniendo que extremar las precauciones al
caminar. Tras todas estas dificultades llegamos a la cima, la niebla
impedía ver los impresionantes cortados que allí había, por lo que nos
hicimos la foto de rigor y para abajo, ya que el frío y la humedad a
estas alturas es importante.
Si la subida fue complicada, parecía un paseo comparándola con la
bajada, los escurrizones eran constantes y las caídas también, había
zonas donde parecía que íbamos bajando por un tobogán, con el ‘culete’
en el suelo y deslizándonos, todo fue una anécdota ya que bajamos sin
incidentes hasta la pista que se encuentra al pie del Almenara.
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